Un día alguien me dijo: “Me molesta que mi madre no pregunte por vos, porque es como si no existieras en mi vida” y yo le respondí: “Quizás deberías probar con dejar de esperar para poder sorprenderte”. Al poco tiempo su madre me conoció y fue muy cálida luego de ese primer encuentro y yo por dentro sólo sonreía al ver la sorpresa en los ojos de quien antes me dijera “me molesta…” porque ahora la sorpresa había invadido todo su cuerpo.
¿Y si dejamos de necesitar?
¿Y si dejamos de necesitar?
¿Y si dejamos de necesitar?
Un día alguien me dijo: “Me molesta que mi madre no pregunte por vos, porque es como si no existieras en mi vida” y yo le respondí: “Quizás deberías probar con dejar de esperar para poder sorprenderte”. Al poco tiempo su madre me conoció y fue muy cálida luego de ese primer encuentro y yo por dentro sólo sonreía al ver la sorpresa en los ojos de quien antes me dijera “me molesta…” porque ahora la sorpresa había invadido todo su cuerpo.