Hace varios años, exactamente en el 2011, un equipo enorme de personas viajamos a San Luis para filmar la película EL POZO, la primera en Latinoamérica en tratar el autismo de bajo rendimiento desde la ficción y en el cuerpo de una mujer.
Yo podría contarles muchas cosas de cómo llegamos a poder rodarla, o de todos los actores y actrices que conocí, pero me centraré en la figura de Norma Pons por una sensación que tuve el día en que nos conocimos.
Debo decir que por cuestiones de agenda, el papel de Norma fue el último en entrar en el guión, por lo tanto, en medio del rodaje, tuve que sentarme a reescribir escenas para ella.
Recuerdo un día, pleno enero, mucho calor; se va todo el equipo al set de locación que estaba bastante alejado del hotel, pero yo decido quedarme en el bar a trabajar las escenas porque las tenía que tener listas para cuando llegara Norma, y si bien el guión lo trabajamos de a dos junto con Carnevale, el director; me acuerdo que particularmente por imposibilidad de hacerlo juntos, ya que él debía filmar y dirigir a los demás actores, yo me encargue de lo que serían las escenas de Norma.
La primera vez que la vi, fue a través de un largo pasillo, donde daba el sol, y ella llegó con una enorme valija, lentes también grandes, y ropa muy suelta. Se paró en recepción y preguntó adónde estaban todos, a lo que le indicaron que yo estaba al fondo, en el bar. Ella camino hacia a mí y la salude con muchísima admiración, y por supuesto, el diálogo, no me lo olvidaré jamás.
-¡Norma!
-Que tal querido, ¿dónde están todos?
-Se fueron al set, yo me quedé a esperarte, soy uno de los guionistas.
-Ah… sos el autor….
Se quita los lentes, y en una de sus manos sostiene un cigarrillo.
-Traje unas cosas que quiero que veas, vamos a la habitación.
Todo lo decía con una enorme sonrisa, y sus ojos… bueno, sus ojos podrían ser un capítulo aparte. La forma en que miraba mezclaba a la perfección la ternura con una lupa que te examinaba.
Cuando llegamos, pusimos la valija en la cama, la abrimos y ella empezó a sacar ropa de “personajes”.
-Traje esto para el papel, decime si te gusta
-Ah, pero seguro eso lo verás con Carnevale y la vestuarista
-Si, si, pero ahora estoy con el autor y quiero tu opinión
Cuando dijo eso me sorprendí, porque una actriz de tamaña trayectoria me miraba a los ojos, me pedía opinión; a mí, que estaba dando mis primeros pasos en cine…
Así que elegimos algunas prendas -que se probó delante mío- mientras seguía fumando. Luego me pidió el guión, leyó en voz alta sus escenas y memorizo algunos diálogos y ahí mismo empezó una clase actuación donde ella me leía y recitaba y me preguntaba si me gustaban los tonos o las inflexiones para el personaje.
Ella misma era un personaje, no tenía que hacer mucho más que dejar aparecer algunas cosas para ser aún más cautivante.
A la noche, cuando llegaron todos, bajamos a cenar y yo la observé mucho tiempo de lejos… Tenía una facilidad para encantarnos que era como una habilidad poco común. Porque a ver, los demás presentes, y eso que todos son muy talentosos y amorosos, como Patricia Palmer, Juan Palomino, Eduardo Blanco, Dora Baret… tenían lo suyo, pero Norma tenía una especie de luz que te hacía sentir bien, como cercano a ella.
También podría contarles de los días de filmación de ella, sus rutinas, sus mañas… pero nada supera ese momento que tuve junto a ella en la habitación, leyéndome unas escenas frescas y mirándome a los ojos buscando saber qué pensaba de eso.
Años después me la encontré caminando por Palermo y nos saludamos, recuerdo que ella estaba contenta porque Tinelli la había convocado para bailar y que ella sentía que todavía podía levantar su pata hasta arriba -¿no les parece tierno el comentario?- Ella quería poder hacerlo.
Luego vino La casa de Bernarda Alba, en la cuál estaba fabulosa, y tiempo después nos dejó.
Qué decirles… Cuando me enteré de su fallecimiento me puse triste, pero no porque hubiese muerto, porque todos lo haremos, sino porque yo sé que ella quería mucho más, incluso poder ser una actriz dramática y por fin le estaban dando el lugar.
Siempre que la recuerdo, viene a mi mente un fragmento de la novela “La elegancia del erizo” donde un personaje muere justo cuando parecía haber encontrado lo que tanto buscaba…
La vida misma.
Actualmente, si desean, pueden ver EL POZO en CineAr:
https://play.cine.ar/INCAA/produccion/7477
RECORDATORIO: Ya salió mi nuevo libro, y pueden adquirirlo online en formato físico o e-book.
Que tengan linda semana…