La tenor(A)
Hace unos días, navegando por Facebook, vi el flyer -banner- de un concierto que daría la cantante Laura Tenora en un palacio de Buenos Aires. A Laura la conozco porque forma parte del Coro estable del Teatro Colón, donde he trabajado muchísimas veces y tuve la oportunidad de compartir escenario con otros artistas, de todos los colores, formas, nacionalidades y pensamientos. Entre ellos, ella; Laura Tenora.
Pero debajo de esa publicación veo unos cuantos comentarios que no quiero dejar pasar -antes lo hacía- tratando de responder con altura algo que realmente no lo tiene.
Comparto para que vean:
Y la cosa siguió, pero yo dejé de responder… Porque a veces me gana el cansancio y me entristece la poca empatía, el odio, la falta absoluta de respeto. El segundo señor al menos tuvo la delicadeza de reconocer que es un problema suyo -ojalá todos lo hicieran- mientras que el otro siguió vociferando cosas sin sentido, homofóbicas y denigrantes.
No quiero utilizar este espacio de reflexión para hacer una denuncia, pero por esta vez me permitiré salir un poco de mis pensamientos filosóficos/literarios/poéticos sobre las cosas para simplemente compartirles que esto no deberían suceder, ya no. ¿No se cansan las personas de herir a los demás? ¿Tan difícil es dejar que el otro sea quien desee ser?
Yo estuve muchísimas veces en ese lugar, del señalado, del distinto, del insultado, y sólo les puedo compartir que es un rincón espantoso, del que sólo se sale con abrazos y muchísima capacidad de poder seguir observando la belleza en las cosas que habitan y son en el mundo.
Y yo SIEMPRE me ubicaré del lado de la belleza, el respeto y la comprensión.
Porque son cosas que se deciden. Hay gente que elige dañar, otros elegimos elevar.
Así de sencillo.