Hace unos días se hizo viral un video donde se ve a la actriz Kate Winslet siendo entrevistada por una joven periodista, casi niña -a juzgar por su color de voz- donde antes de comenzar le dice que “es su primera vez” a lo cuál la actriz responde con una sonrisa y le dice que se sienta tranquila, que podrá preguntarle lo que ella quiera y que será “la mejor entrevista” ya que así lo decidían ambas.
¿Qué simple puede ser realmente escuchar al otro y comprender, no? Porque en una ronda de prensa, con el cansancio que eso significa, al escuchar una frase, a esta mujer se le despierta su empatía y decide ayudar, hacer pasar un buen momento a esa otra persona que necesita entrevistarla.
No sé el contexto, supongo que fue en la rueda de prensa de alguna nueva película o serie, pero no puedo dejar de asombrarme ante este gesto tejido en la más pura amabilidad y ternura, y al mismo tiempo me hace pensar que siempre es más fácil que una persona haga las cosas bien, a mal. Es más fácil escuchar, entender, ponerse en el lugar del otro.
Sí, insisto en que es más fácil hacerlo bien que dejarse aturdir por las poses, por el tiempo inexistente que tenemos, por los mandatos, por las “formas de hacer las cosas” o por el motivo que sea… Siempre será más sencillo detenerse y escuchar lo que el otro me dice, y así, sin querer, sin siquiera buscar ese resultado, se produce un momento bellísimo que deja enmudecido al mundo entero.
¿Por qué algo tan simple, que podemos hacer todos, se hizo viral? ¿Por qué llama la atención este gesto? Quizás sea porque es famosa, o porque pensamos que los humanos que “aparentemente” están en otro nivel han perdido su capacidad de ver a otro ser con un manto de sencillez y empatía, o porque pensamos y sentimos que claramente los gestos verdaderos y lumínicos son cada vez más escasos.
Pero no, yo pienso que abundan. Que siempre hay alguien que hace una diferencia, más allá de que no nos hagamos virales. Todos, en nuestra cotidianeidad podemos ser Kate para alguien, y es muy simple: Escuchamos algo que nos saca una sonrisa y respondemos desde la amabilidad que sí tenemos.
Gracias Kate por ese momento, que mientras lo miraba, lo saboreaba como quien se toma un rico café luego de un largo día.
Gracias a todas las personas que hacemos una diferencia, porque el mundo lo necesita, y cuando digo el mundo me refiero a lo más cercano que tenemos, incluso dentro de nuestra propia casa.
Que tengan lindo domingo.