En medio del campo
Me hubiese gustado nacer en medio del campo, ahí donde las montañas parecen bajas, las estrellas cercanas.
Me hubiese gustado nacer en el campo para entender por qué este cuerpo insiste con el verde, con el naranjo, con los cactus, con las tortugas, los colibríes, las liebres, el agua del río y la lengua mansa de la yegua preñada.
Me hubiese gustado nacer de día para alejar de mi cama a este insomnio que me deja con los ojos de lechuza cuando amanece.
Me hubiese gustado nacer híbrido para no tener que elegir ser hombre o mujer. Para conocer los dolores del parto, para menstruar y saborear más a fondo mis olores.
Me hubiese gustado poder conservar el misterio, el silencio y mi rareza de niño. Quizás ahí están adormecidas todas esas virtudes.
A los 38 años he llegado ya con tantas penurias que no puedo imaginar cómo seré a mis 60. La herencia me dobla la espalda. La herencia me duele en las lumbares y huesos. He llegado, a los 38 años, con la voz más gruesa y melodiosa. A veces extraño el soprano que fui. Ya me han dejado, me han rechazado, se han burlado. Me han perdonado.
Ahora adviene cierta calma, que se trasviste de ansiedad cuando me desenfoco, cuando me tambaleo y no puedo recordar que vengo del campo. O que quisiera haber nacido en el campo, ahí, entre el alfa, recién salido de entre las piernas de mi madre hacia los brazos abiertos de la tierra esponjosa que piso cada vez que puedo.
A los 38 aún siento que tengo 7 años, son los años de la espera, del jugueteo en el tanque del techo con los gorriones, los duendes, las muñecas robadas. Es la espera a que me inviten, que me digan que me quieren. Es la espera de la infancia. De la infancia sola. La mía.
Pero el viento me revolea los recuerdos, no me deja ser ingrato. Y entonces pienso que conservo algo de todo eso que me hubiese gustado ser y también de lo que sí pude.
Porque tengo el ciclo del agua en el alma. El agua que todo lo cubre, que circula limpia y clara desde la montaña hasta tu boca, donde las palabras que exhalo se hacen besos que llenan gran parte del hueco infantil que ha dejado su marca.