Hace muchos años una actriz me citó en un lugar para que yo le acercara un guión inédito de mi autoría, que deseaba leer. Yo no la conocía, pero por intermediarios la cosa se dio y me dijo: “te espero en tal lugar a tal hora”.
Y yo fui, claro.
Guión impreso en mano, toqué timbre en un edificio hermoso, de esos antiguos con impronta francesa, y subí. Yo no sabía adónde iba, esa es la verdad. Sabía que tenía que encontrarme con ella, contarle acerca de esa historia que había escrito y no mucho más.
Cuando salgo del ascensor me encuentro en un pasillo y al costado una puerta angosta. Toco y me abren.
Era Fito Páez, el músico; y esa era su casa.
Ambos estábamos sorprendidos… pero aún así le dije: “Hola Fito”
“Hola” me dice… “¿Por qué entraste por esta puerta?”
Yo me quedo mudo.
“Es la puerta de servicio” acota. Y se ríe. “Pasá, pasá, ya viene Romi”.
Y bueno, me acompañó hasta el living, me senté en el enorme sillón y me ofreció un café que trajo él mismo. Romina se unió después.
Fue una charla corta, amena, donde más que hablar con ella, hablé con él. Se dio así…
Años posteriores esa película sigue siendo inédita y nunca más lo vi. Pero bueno, son cosas que suceden muchísimo en nuestra profesión. Son más los proyectos que no salen que los que sí.
Hoy, a días de haber terminado de ver “El amor después del amor” -la serie de Netflix que retrata la vida del músico, basada en sus memorias- puedo decir que solamente la vi porque quería ver si los hacedores habían logrado captar del aura de Fito lo que yo sentía esa tarde, en su sillón, mientras me tomaba un café y no entendía qué hacía yo ahí charlando con Fito Paéz. Cosas de la vida…
Debo decir que la sencillez y “calma” que se observa en el personaje durante toda la serie es verdadera. Eso sentí de su parte cuando charlábamos. Sentía que hablaba de verdad, que preguntaba de verdad, aunque fueran 5 minutos, aunque fuese algo pasajero.
Fito me miró y me preguntó cosas de verdad.
Y eso vi en la serie.
Últimamente, en algunas cartas, nada tiene que ver con nada. Pido disculpas. Quizás mi cabeza está comprendiendo varias cosas inherentes a la vida toda entera.
Pero bueno, me acordé esta anécdota y se las quería compartir.
Que tengan linda semana.