Nunca he creído demasiado en las fechas creadas por los humanos. Prefiero creer en los movimientos naturales como las nubes cuando despejan el cielo, el vuelo de las golondrinas, el caminar de un perro, la elegancia de los árboles, el sonido del agua. Prefiero creer incluso en los duendes, los extraterrestres y admirarme ante un bichito de luz. Creer en lo que siento que es verdadero, no impuesto. En lo que nace de la abundancia y la amabilidad para deleitarnos con belleza y dicha.
Pero, no obstante, vivo en un mundo con sus reglas y particularidades… Un mundo donde se celebra el Día de San Valentín y pretende hacer creer a todos que es un día solamente para los enamorados, para las parejas, para los que hoy están en los brazos del otro… Y no creo que sea así. Dicen que celebran el amor, el vínculo; pues deberíamos hacerlo todos. ¿Acaso no amamos cada día a otro, a otra?
¿No quitamos la maleza de nuestras almas cansadas para entendernos, para querernos de la mejor forma posible, para poder estar? ¿Acaso no intentamos acercarnos a mirar de cerca la profundidad en los ojos de quién tengo al lado? Querer ser mirado, amado, tenido en cuenta… Querer esperar, ser especial, amigarnos para luego pelearnos.
Mi relación con los demás es siempre un vínculo amoroso, un recordatorio de lo que debo mejorar, comprender y elevar para poder hablar, para poder decir, para poder rodear la humanidad que me rodea.
Día a día hay posibilidades de construir y afianzar los vínculos que hilan nuestras vidas. Para construir se necesita paciencia, esfuerzo, entendimiento, respeto, amor. ¿Acaso no ponemos todos nosotros un poquito de eso para entregarnos?
Entonces festejemos, de la forma que sea, en silencio, compartiendo, con los demás, o con quién sea, que el amor no tiene cara, no tiene día, no tiene fecha de vencimiento. El amor, ese sentimiento inherente a nuestra raza, se expresa de las formas más insólitas, más peculiares y sorprendentes. A veces amamos lo imposible, amamos a nuestros amigos, nuestras parejas, nuestros compañeros animales, nuestras vidas. Amamos, porque eso sabemos hacer, está en nuestra forma, en nuestra mirada y en nuestros brazos.
Y recuerden que los días hacen a la vida, y para que una vida sea considerada vivida deberá conocer de cerca todos los matices, claroscuros y extremos para acercarse a una intensidad humana.
Entonces sí; ahora sí, feliz día de lo que queramos que sea este día.