Hace muchos años que vengo haciendo el ejercicio de la honestidad, lo que yo le llamo sencillamente intentar ser coherente entre lo que pienso, digo y hago. Siempre había algo en lo que decía que me quedaba en el rincón de los anhelos, y luego mi cuerpo avanzaba hacia lugares conocidos.
¿Pero cómo se puede ser honesto en un mundo donde te invitan a ser iguales? Para ser igual hay que amoldarse, y sencillamente no creo en la igualdad -sólo ante la ley- ni tampoco me gusta adaptarme, ya que lo hice gran parte de mi infancia y adolescencia y casi casi que empiezo a hacerlo en mi vida adulta, pero con mucho trabajo y valentía pude correrme de esos lugares.
La valentía, el coraje… son perlas tan escondidas allá al fondo que cuando se las encuentra uno se siente millonario. Y yo puedo decir que al menos unas cuantas he encontrado a lo largo de mi vida que van guiando mi camino.
¿Y el camino cuál es? ¿Hacia dónde me llevará? No lo sé, sólo puedo instalarme en el proceso y entender.
Desde hace un largo tiempo tengo la necesidad de irme a vivir al campo, pero bueno, eso no es algo fácil dado que vivo en Buenos Aires y tengo, desde hace 17 años, mi vida resuelta aquí… Pero los sueños siempre han pesado más que los límites en mi caso.
Cuando tenía 23 dejé Tucumán para vivir en Buenos Aires y buscar aquí oportunidades que allá no encontraba… Sobretodo de las artísticas, ya que acá no sólo pude ir puliendo mi estilo, sino que aprendí a audicionar, me encontré con maestros valiosos, hice numerosos trabajos en teatro y cine. Hice conciertos, he grabado discos, edité libros… e incluso pise escenarios de lugares emblemáticos que jamás creí posible.
A mis 40 años sigo deseando lograr cosas y tengo mucho más adentro que aún no saque a la luz… pero hay algo que me estaba faltando y eso es: respetar mis propios ritmos, mis miedos, mis deseos y tener la valentía de frenar. Quizás algunos comprendan esto, y otros no, pero siento que no he parado de trabajar, de lograr cosas hermosas y también de frustrarme, de exigirme.
No me detuve nunca a pensar qué deseo más allá de ser un artista, hasta que empecé a sentir que la frase“primero feliz, después artista” -como me dijera un amigo hace poco- me quedaba distante. Entonces tuve que ser honesto -no es que antes no lo fuera- pero si más honesto, más a fondo, más crudo y elegir.
Elegir el “éxito”, el “reconocimiento”, la “ambición” o tal vez todo eso pero enmarcado dentro de una palabra preciosa: “calma”.
Elegí la calma, porque considero que es vital si yo deseo tomar mi vida entre mis manos y saborearla lentamente hasta quedar extasiado.
Hoy mis pensamientos, mis deseos, mis latidos y todo lo que ocurre dentro de mi alma y cuerpo, necesitan el verde, el campo, el río, la quietud de una vida lenta… Y eso no lo estoy encontrando en Buenos Aires, por eso decidí irme sin tiempo definido a Tafí del Valle, pero como no puedo escapar de mi creatividad, de mis impulsos de compartirlo todo y de explorar cómo puedo expresarme también en video, me abrí un canal de YouTube, a modo de diario audiovisual, donde iré registrando todo lo que mis ojos ven allá, la vida misma, el día a día, e incluso charlas con personas que hicieron un movimiento similar.
Es un proyecto que me tiene ilusionado y se los comparto con mucha alegría. Así que de acá a un tiempo todas las cartas saldrán desde el norte del país, y la música, los libros o lo que sea que deba mostrar, también germinaran en esa nueva casa, en ese paisaje, donde espero sentirme alineado y coherente.
LOS ESPERO CON LOS BRAZOS ABIERTOS PARA QUE ME ACOMPAÑEN.
Gracias…